miércoles, 10 de agosto de 2011

Los jardines verticales se toman Madrid


El País

Patrick Blanc es un reconocido botánico francés y además el inventor de los jardines verticales: Muros vegetales que permiten el crecimiento de plantas en el espacio existente entre edificios. Su idea está revolucionando la arquitectura moderna y ya son muchas las ciudades y empresas que están replicando en edificios su novedosa idea.

Madrid no se ha quedado fuera. En la capital española hay dos obras de Blanc: El centro cultural CaixaFroum, en el paseo de Recoletos y la otra es en el piso 50 de la Torre de Cristal, uno de los rascacielos más importantes de la ciudad. La Municipalidad de la ciudad, también cuenta con un jardín vertical, pero este no es de autoría de Blanc.

A estos tres jardines se suma uno nuevo, en una de las paredes del hotel Santo Domingo. La vegetación cubre los 23 metros de altura de una de las paredes del patio interior, lo que suma más de 1.000 metros cuadrados de vegetación – algo así como dos canchas de tenis- .

El costo fue de 400.000 euros y se desmarca de los jardines de Blanc, ya que estos usan una estructura de PVC, sobre la cual se coloca un fieltro sintético, donde se ponen las plantas.

Este jardín cuenta con más de 110 especies de plantas, las que suman 2500 ejemplares y en él se encuentran hasta árboles. La idea es que las plantas se cambien según las estaciones del año, con el fin de siempre tener algo florecido. Estas son alimentadas mediante el riego por goteo y debido al calor del verano estas se riegan entre 10 y 15 veces al día.

Todos los jardines verticales tienen ventajas para el medio ambiente. Atrapan CO2, emiten el oxígeno que respiran los seres vivos y regulan la temperatura de los edificios. El jardín colgante del hotel Santo Domingo, según sus cálculos, absorbe 25.000 kilos de CO2 al año, emite el oxígeno que consumen unas 200 personas al día y tiene el efecto de 50 máquinas de aire acondicionado. También ofrece un hogar para los vecinos más pequeños: unos gorriones ya han hecho su nido dentro del jardín. Vía El País